El tema de conversación en estas últimas semanas ha girado en torno a la gran capacidad que ha demostrado la WWE para crear y programar con eficacia una buena rivalidad que ni siquiera forma parte del main event. Normalmente, los feudos entre midcarders no suelen ser tan interesantes y suelen durar menos tiempo. En este caso parece que será todo lo contrario y no tendría que sorprendernos si la WWE decide alargar la rivalidad más tiempo del previsto sólo para deleitar a los fans.
La sensación entre los talentos en bastidores actualmente es que es bueno ver a dos luchadores que no están en el evento principal, tener grandes combates y segmentos en televisión. De hecho, el combate que Rollins y Ambrose protagonizaron en la última edición de Monday Night Raw recibió críticas muy favorables y ahora todo el mundo sólo espera que lo que queda de rivalidad sea tan interesante como lo que hemos visto en los últimos meses.