"Fueron dos días de entrenamientos dónde nos matábamos y dónde ellos veían si íbamos a renunciar. Hubo un montón de gente que tuvo que sentarse por un rato, ya fuese por mareos, calambres, dolores o molestias, pero todo el mundo lo sobrellevó durante los tres días, algunos mejores que otros. Todo fue un reto. Me tomé cerca de cinco baños de hielo durante los tres días. Fue genial, pero yo estaba muy magullado y adolorido".
Cobb dijo que trató de mostrar su capacidad atlética en el ring lo mejor que pudo, dejando su finisher final (el Shooting Star Press) para otro día.
"Ellos no te dicen: 'No subas a la tercera cuerda', pero a ellos les va bien si lo haces. Cualquiera puede ir a la tercera cuerda y hacer saltos y todo eso, pero ellos quieren ver si puedes contar historias."
Ese movimiento y el resto del tryout se realizadon frente a los entrenadores de la WWE. Cobb tuvo que mostrar sus habilidades frente a Bill DeMott, Billy Gunn y Dusty Rhodes.
"Fue una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Ser capaz de estar allí y ver a estos chicos que siempre ves en la televisión, viendo a estas leyendas que están allí para verte pelear y aconsejarte. Es increíble".
La prueba final fue cortar una promo de un minuto y tener un combate contra otro competidor.
"Parecía que les gustaba todo lo que veían. Con suerte y manteniendo los dedos cruzados, saldrá algo de esto. No me dijeron que tuviese que mejorar en demasiadas cosas, así que asumiré que les gustó lo que vieron y ojalá les impresionase. Nos fue muy bien, recibí una gran cantidad de comentarios positivos. Están tratando de invertir en ti. Ellos no te quieren como un mes, te quieren a largo plazo. Estoy muy emocionado por ello".
Según ha informado Cobb, cerca de treinta luchadores y cuatro árbitros, estuvieron haciendo tryouts la semana pasada junto a él.